
El brócoli o Brassica oleracea L es una verdura perteneciente a la familia de las Crucíferas, al igual que la coliflor o las coles. En diferentes zonas de España es conocida con el nombre como brúculi o brécol. Se trata de una hortaliza con unas virtudes nutricionales muy destacadas y que encaja perfectamente en la dieta mediterránea.
El origen del brócoli o brécol se asienta en los países con climas templados a orilla del Mediterráneo oriental, en Oriente Próximo. La Península de Anatolia, Líbano o Siria acogerían los primeros ejemplares de esta planta provenientes de una especie silvestre común con las coles y coliflores.
Durante la época de dominio del Imperio Romano, esta verdura llegaría hasta la Península Itálica donde fue cultivada para consumo, llegando a ser muy popular en el país trasalpino. Pero sería mucho más tarde, a mediados del siglo XX, cuando su producción se desarrollaría en Europa.
En España el cultivo de brócoli adquiere especial importancia aquí en Murcia, que es la mayor productora de brócoli del continente. Aunque la mejor época para comprar brócoli en el mercado son los meses de invierno y primavera, las nuevas técnicas de cultivo hacen que se puedan adquirir piezas de calidad durante prácticamente todo el año.
Para seleccionar brécol de buena calidad es preciso que los racimos sean pequeños, compactos, limpios, con tonos brillantes, de tallo firme, así como un corte adecuado. Los ejemplares que presentan flores abiertas, texturas blandas, humedades o color amarillento deben rechazarse ya que son características que denotan defectos en la planta.
Se puede conservar en casa de 3 a 5 días dentro de la nevera, sin lavar ya que podrían aparecer humedades, aconsejando introducirlo en bolsas de plástico perforadas para que no adquiera una textura fibrosa y leñosa.
Para guardarlo en el congelador es necesario escaldarlo en agua hirviendo durante unos minutos previamente, hasta que alcanzan un tono brillante.
Cultivo en el huerto
Posee una forma similar a la coliflor, pero con pedúnculos florales menos prietos o compactos, conformando un ramillete o cabeza irregular y abierta. Sus hojas permanecen erguidas, con peciolos desnudos, limbos cuyos bordes se ondulan, así como nervaduras marcadas, blancas. El cogollo del brócoli puede llegar a desarrollar 20 centímetros de diámetro, rondando los 2 Kg, distinguiéndose colores diferentes según variedades: moradas, rojizas, blancas o amarillentas, siendo la más común la verde oscura en el tallo y verde azulado en el extremo de la flor. Su ingesta ofrece un sabor acre muy pronunciado.
El brócoli se desarrolla en diversas fases: un periodo de crecimiento en el que sólo se aprecian las hojas; la inducción floral tras bajas temperaturas en la que se inicia la formación de la flor; floración propiamente dicha, los tallos crecen longitudinalmente y se abren las flores; y por último la fructificación donde se forman los frutos y las semillas. Los climas templados mediterráneos resultan óptimos para su cultivo, llegando incluso a proporcionar dos cosechas anuales, recolectadas en octubre y mayo.
Variedades
Las variedades de brócoli se clasifican según el ciclo de formación de la pella, quedando divididas en precoces o tempranas cuando se recolectan menos de 90 días tras la siembra, intermedias al ser cosechadas entre 90 y 110 días después de plantarlas, y tardías cuando necesitan más de 110 días para alcanzar un adecuado desarrollo.
Propiedades nutritivas y salud
Las propiedades del brócoli han hecho que sea conocido como ‘la hortaliza con mayor valor nutritivo’ en relación al porcentaje de peso de producto comestible.
Está compuesto principalmente por agua, lo que conlleva que su nivel de calorías aportadas al organismo tras su ingesta sea mínimo, por lo que se recomienda en dietas de control de peso.
Su aporte en vitaminas le confiere un excelente valor nutricional ya que proporciona, entre otras, vitamina B1, E, A y C. Estas sustancias contribuyen al mantenimiento de los tejidos corporales, aumentan la resistencia a las infecciones, regulan el correcto desarrollo del sistema nervioso e intervienen en el crecimiento, además de resultar beneficiosas para la elaboración de enzimas en el hígado y hormonas sexuales. También se otorgan al brócoli propiedades antioxidantes, colaboran en la formación del colágeno, de los huesos, dientes, glóbulos rojos y blancos.
Entre los minerales que aporta esta verdura destaca el potasio, aunque cuenta también con cantidades específicas de calcio, zinc, yodo, hierro y magnesio. Intervienen saludablemente en la generación de impulsos nerviosos, actividad muscular, regulación de agua en la célula, funcionamiento de diversos órganos internos como los intestinos y mejora de la inmunidad. Los minerales, en concreto el yodo, son indispensables para el funcionamiento de la glándula tiroides, controlando así ciertas funciones metabólicas como la regulación de la temperatura corporal y el desarrollo del cerebro del feto durante el embarazo.